Rodolfo Mendoza
Józef Teodor Konrad Nalecz Korzenioski nació a mediados del siglo XIX en un pueblo polaco que ahora pertenece a Ucrania. Ya se ha dicho que Conrad fue un hombre de muchas vidas. Sufrió la orfandad materna a la edad de cuatro años y la paterna al cumplir apenas los 11 años. Quedó al cuidado de un tío que le dio una educación formal con escuelas y tutores. El propio Conrad dijo en muchas ocasiones que lo que lo salvó de una infancia triste y desdichada fueron los libros. Fue, desde niño, un lector ávido que pasaba la mayor parte del tiempo en la biblioteca heredada del padre y en la del tío. Como muchos de sus héroes literarios, como Robinson Crusoe, Gulliver, el Ismael de Melville o Arthur Gordon Pym, Conrad tuvo el llamado del mar. Su vida tiene algunas similitudes con la de Melville, aunque los caracteres de ambos fueron completamente opuestos.
Se nacionalizó inglés antes de cumplir treinta años y escribió toda su vida en esa lengua y no en la materna. Trabó amistad con Henry James y escribió al alimón dos novelas con Ford Madox Ford: Los herederos y Romance. Luego de años hecho al mar, Conrad vivió una vida tranquila y dedicada a la escritura.
En Conrad encontramos a uno de los mayores escritores de todos los tiempos. Podemos citar El corazón de las tinieblas, Lord Jim o Nostromo como algunas de sus obras maestras; pero el lector debe conocer los relatos cortos o extensos de este autor. Desde hace años no está en circulación un volumen que llevaba por título en español Seis relatos, en el que Conrad incluyó seis cuentos, precisamente, que había publicado en medios periódicos. De esos seis relatos, el mayor sin duda es El duelo. En la edición que tengo, de una colección de clásicos que ha puesto en circulación la editorial española Berenice, podemos tener acceso a uno de los mejores cuentos de la época moderna. También traducido por otras editoriales como Los duelistas, esta narración viene acompañada por un profundo y largo ensayo introductorio escrito por Julián Jiménez Heffernan, también responsable de la edición. No sobra decir que las ediciones de Berenice se han caracterizado por proporcionar al lector títulos que no habían sido traducidos antes a nuestro idioma y, en otros casos como el presente, ofrecer nuevas traducciones y un aparato crítico sobre el autor, la obra y la época.
Situado en las guerras napoleónicas, El duelo es una obra maestra en la que vemos a dos oficiales de húsares enfrentados en un obsesivo y extraño reto del que se enterará el lector curioso.